Al leer las noticias de los trece cristianos muertos en un pueblo del centro de Nigeria, o de la presión en la calle para que el Gobierno de Pakistán incumpla su promesa de abolir la llamada ley anti-blasfemia, he vuelto a recordar la conclusión de la nota de Bernard-Henri Lévy en Le Point del 6 de enero, titulada Comment sauver les chrétiens d'Orient? Tras referirse a la necesidad de hablar cuanto sea necesario e, incluso, indignarse, anima a rezar: “Sí. ¿Por qué no, en efecto, ya que en el fondo se trata de eso, por qué no una plegaria ecuménica pronunciada con una única voz por autoridades de las tres religiones del Libro? ¿Por qué no una jornada mundial de los cristianos de Oriente y, durante esa jornada, una hora en la que se invite al planeta a unirse a través de la plegaria o el pensamiento con los perseguidos? Personalmente, haré una excepción a mi agnosticismo y no faltaré”.
La manifiesta buena voluntad es muy de agradecer, al margen de su lógico déficit de información. Porque plantea objetivos tan interesantes que fueron propuestos ya en el Sínodo de obispos celebrado en Roma el pasado mes de octubre. O están en línea con el propósito de Benedicto XVI de acudir de nuevo a Asís, en octubre de 2011, para reiterar la plegaria ecuménica por la paz que presidió Juan Pablo II hace 25 años.
Pero, como gran testigo de nuestro tiempo, Bernard-Henri Lévy refleja la progresiva y universal reacción ante el sufrimiento de los cristianos en Oriente. No son exageraciones del Pontífice romano ni de los medios católicos. La magnitud de la persecución nada tiene que ver con posibles intolerancias en Occidente más o menos derivadas de laicismos rancios o postmodernos.
Se comprende la respuesta de la Ministra de Exteriores de Francia, país siempre atento a los derechos humanos. Michèle Alliot-Marie, en una entrevista de este sábado en Le Figaro Magazine, considera el actual anticristianismo “tan intolerable” como el antisemitismo o el anti-islamismo. Y pide a los países europeos y musulmanes que se movilicen a favor de los cristianos de Oriente amenazados por Al Qaeda. A la vez, anuncia que lanzará esta semana en Doha, con ocasión del "Forum pour l'Avenir" –países del G8, del Medio Oriente y del norte de África‑ "una llamada a la tolerancia y al respeto mutuo entre las tres religiones monoteístas”.
La jefa de la diplomacia francesa no ha querido lógicamente desmentir la versión oficial del gobierno de Egipto ante el tremendo atentado contra la iglesia copta de Alejandría. Pero, como señala un editorial de The Washington Post del 7 de enero, las autoridades no han aportado hasta ahora ninguna prueba que respalde la responsabilidad de "manos extranjeras". Al contrario, el viceministro del Interior dijo que el ataque se llevó a cabo con "explosivos de fabricación local", y el fiscal general admitió que los investigadores no han identificado a ningún sospechoso.
Antoni Puigverd escribe en La Vanguardia el 10 de enero: El avestruz y los cristianos de Oriente. Y concluye que las comunidades “están siendo sometidas a algo muy parecido a una limpieza étnica y no queremos darnos por enterados. Defenderlas complicaría todavía más el avispero oriental. Mientras Alejandro Amenábar dedicó el mayor presupuesto nunca conseguido por un filme en nuestros lares a un péplum panfletario en el que los cristianos de la Alejandría histórica aparecían como ofuscados asesinos, los cristianos de la Alejandría de hoy arriesgan la vida cuando van a misa. Sus hermanos de otros países árabes desaparecen sin que apenas nadie vierta una lágrima por ellos”. Esto último es lo que, afortunadamente, ha cambiado en estos primeros días del año.
Una versión previa, algo más amplia, en:
http://www.religionconfidencial.com/index.php?option=com_content&view=article&id=3161%3Ael-mundo-frente-a-la-violencia-anticristiana-&catid=64%3Asalvador-bernal&Itemid=80
La manifiesta buena voluntad es muy de agradecer, al margen de su lógico déficit de información. Porque plantea objetivos tan interesantes que fueron propuestos ya en el Sínodo de obispos celebrado en Roma el pasado mes de octubre. O están en línea con el propósito de Benedicto XVI de acudir de nuevo a Asís, en octubre de 2011, para reiterar la plegaria ecuménica por la paz que presidió Juan Pablo II hace 25 años.
Pero, como gran testigo de nuestro tiempo, Bernard-Henri Lévy refleja la progresiva y universal reacción ante el sufrimiento de los cristianos en Oriente. No son exageraciones del Pontífice romano ni de los medios católicos. La magnitud de la persecución nada tiene que ver con posibles intolerancias en Occidente más o menos derivadas de laicismos rancios o postmodernos.
Se comprende la respuesta de la Ministra de Exteriores de Francia, país siempre atento a los derechos humanos. Michèle Alliot-Marie, en una entrevista de este sábado en Le Figaro Magazine, considera el actual anticristianismo “tan intolerable” como el antisemitismo o el anti-islamismo. Y pide a los países europeos y musulmanes que se movilicen a favor de los cristianos de Oriente amenazados por Al Qaeda. A la vez, anuncia que lanzará esta semana en Doha, con ocasión del "Forum pour l'Avenir" –países del G8, del Medio Oriente y del norte de África‑ "una llamada a la tolerancia y al respeto mutuo entre las tres religiones monoteístas”.
La jefa de la diplomacia francesa no ha querido lógicamente desmentir la versión oficial del gobierno de Egipto ante el tremendo atentado contra la iglesia copta de Alejandría. Pero, como señala un editorial de The Washington Post del 7 de enero, las autoridades no han aportado hasta ahora ninguna prueba que respalde la responsabilidad de "manos extranjeras". Al contrario, el viceministro del Interior dijo que el ataque se llevó a cabo con "explosivos de fabricación local", y el fiscal general admitió que los investigadores no han identificado a ningún sospechoso.
Antoni Puigverd escribe en La Vanguardia el 10 de enero: El avestruz y los cristianos de Oriente. Y concluye que las comunidades “están siendo sometidas a algo muy parecido a una limpieza étnica y no queremos darnos por enterados. Defenderlas complicaría todavía más el avispero oriental. Mientras Alejandro Amenábar dedicó el mayor presupuesto nunca conseguido por un filme en nuestros lares a un péplum panfletario en el que los cristianos de la Alejandría histórica aparecían como ofuscados asesinos, los cristianos de la Alejandría de hoy arriesgan la vida cuando van a misa. Sus hermanos de otros países árabes desaparecen sin que apenas nadie vierta una lágrima por ellos”. Esto último es lo que, afortunadamente, ha cambiado en estos primeros días del año.
Una versión previa, algo más amplia, en:
http://www.religionconfidencial.com/index.php?option=com_content&view=article&id=3161%3Ael-mundo-frente-a-la-violencia-anticristiana-&catid=64%3Asalvador-bernal&Itemid=80
1 comentario:
De richar navarro y alex fernandez
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